|
|
Cartas
Carta a Martha Beatriz Roque de Huber Matos B.
Miami, abril 26 de 2006.
Marta Beatriz Roque C.
Querida Marta Beatriz:
Sabíamos que las turbas que te han estado asediando por semanas para
evitar que salieras o para agredirte en la calle, obedecían
instrucciones de Fidel Castro. Esto no es más que otra evidencia de la
debilidad de su tiranía. Ahora, la noticia de la golpiza que te dieron
en tu propia casa es además una triste muestra de la cobardía del
dictador. En Cuba no pudo haber entrado a tu apartamento nadie a
golpearte si él no hubiera dado la orden. Lo que no hizo el dictador
Batista, lo está haciendo este individuo en su etapa final. El atropello
físico y sicológico contra cientos de presas políticas se ha perpetrado
por este régimen en el silencio y anonimato de las prisiones. La
agresión contra Maria Elena Cruz Varela pudo parecer un hecho aislado,
pero el atropello público y sistemático contra ti y contra las Damas de
Blanco son muestras de desesperación y ausencia de escrúpulos. Estas
acciones nos recuerdan la criminal conducta de Trujillo contra las
hermanas Mirabal en Republica Dominicana.
Castro sabe que los cubanos no queremos más guerras, ni prisiones
políticas, ni fusilamientos, ni actos de repudio. El sabe que para
ningún cubano es un secreto que toda esto no ha tenido otra razón que su
manía de poder, sus ambiciones personales y la corrupción de un pequeño
circulo de cómplices. Se ha usado al país como un pedestal donde los
hijos del pueblo han sido sacrificados inútilmente.
Los resultados son nefastos, las enfermedades y la malnutrición que
sufre la población no pueden esconderse. Las familias viven hacinadas
por la falta de viviendas. Con salarios de esclavos, los trabajadores no
pueden vivir decentemente. No hay transporte y la generación eléctrica
es un desastre. Mientras la mayoría del pueblo padece en la pobreza, el
grupo en el poder disfruta de la opulencia junto a sus socios
extranjeros. No hay presente para los cubanos y el sueño de los jóvenes
es escaparse del infierno socialista. Este es el saldo trágico de un
régimen que no acaba de morir y una nueva Cuba que no acaba de nacer.
En estas difíciles circunstancias quiero hacerte llegar la solidaridad
de miles de demócratas cubanos y de amigos de otros pueblos que al leer
estas líneas querrán también hacerlas suyas. Nosotros, como tú y toda la
oposición dentro y fuera de Cuba, aspiramos a una sociedad sin odios ni
violencia. Una patria sin las expresiones de intolerancia que hacen de
las relaciones humanas una trama constante de humillaciones y abusos.
Cuba será libre, independiente y democrática. Querida amiga y compañera,
el tirano le teme a tu integridad y a tu valor. Sabemos que no te
rendirás.
Un abrazo,
Huber Matos B
|
|